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29.4.09

Panorámica dressanes


Hacer copias tan grandes es algo que resulta excitante. No hay lugar para muchas pruebas y con negativos tan complicados has de tener muy claro qué es lo que quieres.

El negativo de hoy era menos complicado que el de la semana pasada, pero también le tengo más aprecio por lo que buscaba una mejor calidad de la copia.
He empezado con un grado demasiado contrastado para este negativo #60 de magenta, que en la copia final ha disminuido a #30 de magenta + #10 de amarillo.
El negativo presentaba zonas muy contrastadas en cuanto al nivel de exposición (a causa de las múltiples exposiciones), por lo que encontrar un punto medio en las reservas para igualarlas ha sido una tarea complicada. Sobretodo porque también hay mucha diferencia entre el cielo/tierra.Para las próximas copias del proyecto, intentaré respetar las zonas oscuras dado que al intentar igualarlas con las más claras me he excedido y la reserva se nota demasiado.

De todos modos hoy estoy contento con el resultado. Me he enfrentado solo a este reto y he salido bastante bien parado.

27.4.09

Sobre los deseos y las obligaciones

Aquellos cuya naturaleza está ligada a la materialización de deseos ajenos son en realidad un fraude. Dioses, genios de la lámpara, dragones, magos o Shaquille O’Neill son, todos ellos, de una limitación intelectual descorazonadora. Me explico.

Me encontraba yo el otro día sumido en la ardua tarea diaria del cagar. Cada día, quiera o no, me veo absorbido por una fuerza superior proveniente de mi propio ser que me mueve sin remedio a la taza del wáter. Nada puedes hacer para contradecirla. La mejor opción es ser un perro dócil. Tener horarios fijos, comer mucha fibra y hacer caso cuando se te llama por primera vez. Si actúas así serás recompensado con muchos perfects (dícese de cuando, tras materializar un esplendido truño, el papel se muestra limpito como cuando estaba enrollado) y algún que otro phantom (dícese de cuando tú sabes que ha salido algo pero ahí no hay nada flotando).
Si en alguna ocasión desobedeces a la llamada no creas que se olvidará de ti; al contrario, volverá con más fuerzas, más grande y más dura, dispuesta a castigar tu falta de disciplina. También puede que te castigue con la más liquida y caliente de las mierdas, que hará que te arda hasta el intestino.
Entre tanto, las ventosidades son el equivalente a ese odiable post-it que tienes pegado en el marco la pantalla del ordenador para recordarte que has de tener el trabajo listo para mañana, otro para pasado y otro más para la semana que viene: al principio te duele cada vez que los ves, más tarde aprenderás a ignorarlos e irás llenando la pantalla con más y más post-its hasta que alguien te llame la atención.
Y todo esto sin hablar de lo patético que resulta el acto. Es el momento en el que te sientes más indefenso de tu vida. Sentado sobre un agujero, con los pantalones a media asta y concentrando todas tus fuerzas en un solo punto. No te puedes imaginar a Alejandro Magno en plena faena y todo aquello que no puedas imaginar a Alejandro Magno haciendo no vale la pena.

Aquella tarde fue una de esas en las que me tocaba recibir una lección. Apretaba y apretaba y ella, como un niño vergonzoso, sacaba la cabeza entre las piernas de papá para volverse a esconder rápidamente. Nada, imposible. Con la cara colorada volvía a coger aire sin dejar de apretar, un esfuerzo que nunca llegaré a entender. Atemorizado por padecer una hemorragia interna en mi cabeza, pensé cuan bello sería suprimir esta necesidad.

Un deseo así solo se le puede pedir a un ser superior. A uno de esos que aparecen en contadas ocasiones y que, sin más, hacen que tu vida pase de ser un infierno a ser la envidia de cualquiera. ¿Pero cómo hacer realidad este sueño? Es posible que si tú formulas el deseo de la manera más simple, acabe siendo peor el remedio que la enfermedad. Es decir, si tú le dices a ese genio de la lámpara “Deseo no volver a cagar en mi vida” es muy posible que, con su corto raciocinio, te cierre el esfínter y día tras día te vayas llenando de mierda. Lo que sería un inconveniente, ya que - tras sufrir graves fiebres, tormentosos dolores y un crecimiento descomedido de tus intestinos - es posible que acabases explotando, llenando las paredes del salón de casa de tus padres con una asquerosa mezcla de excrementos y sangre. No, gracias.
Por lo tanto, este no es un deseo sencillo. Hay que pensarlo bien. La fórmula correcta podría ser “Deseo no tener la necesidad de cagar nunca más en mi vida, y con esto no quiero decir que desee ser un deposito de mis propios excrementos en continuo aumento el resto de mi triste existencia… ¿Capicci?”. Ahí le pondrías en un apuro. ¿Cómo hacer para eliminar una necesidad como esta? No es fácil, ¿eh?
Bien, a los genios no les gustan los retos. A ellos les gusta que les digas “Quiero ser el más rico del mundo”, “Quiero que ella se enamore de mí”, “Quiero que el Madrid gane al Getafe” o “Quiero que me alcances el mando de la tele”. Si les formulas deseos como estos no tienen ningún problema. Chasquean los dedos y antes de que te des cuenta estás sentado sobre un sillón dorado en una lujosa mansión rodeado de sirvientes; los glaciales vuelven a helarse; Iguaín vuelve, por enésima vez, a marcar en el minuto 93 y tú tienes en tus manos el ansiado y siempre distante mando de la tele. Como si tal cosa. Tus no has hecho nada en todo tu vida y te enchufas rallas con billetes de quinientos, tú sigues siendo un adefesio más soso que un chicle tras tres horas de metértelo en la boca pero esa despampanante mujer cae rendida a tus pies sin remedio, y el Madrid pasa de dar asco a dar mucho asco porqué sí. Y ni siquiera te has tenido que levantar para cambiar de canal.

Pero este no es un deseo cualquiera. Ese ser superior debería pasar un buen rato pensando cual es la mejor manera para satisfacer al cliente. Y ahí es cuando me imagino a Shaquille O’Neil sentado en su mesa, pensativo, subiéndose las gafas que con el dedo corazón porque le resbalan a causa del sudor que le provoca no saber cómo demonios hacerlo. Un completo inútil que solo sabe acatar órdenes transformado en un ingeniero capaz de diseñar un cuerpo humano perfecto.

Sentado en el wáter empiezo a sentir un hormigueo en las piernas propio de cuando la sangre no fluye a su debido ritmo. En un último esfuerzo consigo pasar la barrera y empiezan a caer bolitas. Todavía me queda para rato. He sido un chico muy malo.

26.4.09

Mersad Berber

Hoy he descubierto un nuevo referente. Mersad Berber, artista bosnio muy activo desde la década de 1970.
Berber es un virtuoso del dibujo que ha asimilado los secretos de los clásicos. Algunas de sus obras recuerdan a las estatuas griegas y romanas y a los bocetos que hicieron de ellas los artistas del Renacimiento. También homenajea a grandes creadores como Velázquez, Goya, Ingres o Géricault.

Berber muestra sin despojo su conocimiento de las técnicas del dibujo, la pintura, el collage y la escultura de modo que puedan coexistir en armonía en una misma obra. Mezcla lo tradicional con la técnica y la intención del arte del siglo XX. Contrasta la perfección de los detalles con el carácter incompleto de sus dibujos.

Sin duda es uno de esos artistas a los que dar las gracias mil veces por crear una obra tan sublime.




25.4.09

Monumental panorámica


Si en dos horas pude hacer una copia decente con un negativo tan complicado como este, no hay excusa para no entregar todos los trabajos que llevo atrasados.
Ayer a las doce, tras media sesión de Técnicas y tecnologías de las artes del dibujo, y con Isra listo para echarme una mano, empecé oficialmente este proyecto.

Dado que el negativo es demasiado largo para un porta-negativos de medio formato, me vi obligado a utilizar una ampliadora para película de gran formato. El negativo mide 6 x 18 cm, por lo que en la copia final no aparece la imagen integra.
Para la copia he utilizado un papel Ilford neutro brillante de 50 x 60 que es posible que cambie por uno cálido brillante del mismo tamaño de cara a las copias que empezaré a hacer el próximo martes.
El proceso de copiado ha sido muy interesante y emocionante (factor apuestas aparte). El positivar en gran tamaño, usar una ampliadora diferente y, sobretodo, saber que ahora puedo seguir usando la Holga de una manera distinta, hacen que el proyecto valga la pena.
Tras unas cuantas pruebas (no tantas como en otras ocasiones) el resultado fueron 20" para hacer unas estudiadísimas reservas, y 20" más para la zona más clara, con #35 de magenta.

La semana que viene más...

17.4.09

Penique Productions



Antes de marchar en semana santa tuve la suerte y el honor de asistir como espectador excepcional a la obra de Sergi Arbusa y Pablo Baque.
Un enorme globo amarillo llenaba un espacio vacío de la sala. Y es que la intención de estos artistas es de lo más ambiciosa. Espero que sigan adelante y nos deleiten pronto con nuevos inflables.









16.4.09

Bienvenida: Sin City (Ciudad del Pecado)


Quizá debería aclarar en primer lugar que se trata de un pueblo.
Y quizá, también debería aclarar también que es un pueblo agradable.
No obstante, señores, hemos pecado. Hemos pecado sanamente, si eso es posible, pero lo hemos hecho. Y lo mejor de todo es que nos ha placido... ¿Cómo no nos iba a placer?

Tras rehabilitarme, lentamente y con tristeza, de nuestro paso por Bienvenida, y del largo trayecto con nos separa, veo las cosas claras. Fuimos absorbidos por un auto-destructivo y placentero ritmo de vida.

Al iniciar el viaje flotaba en mi cabeza la idea de descansar en una casa de campo, pasear por los prados, bañarse en el río, tapear comedidamente, hacer algunas fotos (para ello me equipé de tres cámaras: Holga, Canon EOS 400D y Canon EOS 3)... La experiencia final dista mucho de esta idílica visión.

Después de casi doce horas de trayecto en furgoneta, amenizado, eso sí, por temazos de ayer y de hoy, Bienvenida nos acogió con cariño cerca de medianoche. Ni un minuto pasó desde que nos apeamos en el pueblo hasta que saludamos a los primeros autoctonos. Serapio, Mamen, Alba, Raquel, Julio, Antonio... Poco después, primera visita al Carmelo, el bar del pueblo.
El primer día se desarrolló tranquilo y dio para tanto que nos pareció que llevábamos una semana en esa casa. Tonto de mí, no llevé ninguna cámara conmigo... habría sido el mejor día para captar un espíritu sano del pueblo. Conocimos al tío Juan, hermano de la abuela de Kike, que nos brindó algunas deliciosas perlas lingüisticas. Dimos una vuelta por el pueblo, comimos saludablemente, visitamos la granja del abuelo de Antonio, fuimos con Serapio y Julio al campo, nos contaron historias, vimos tortugas en pantanos, y para acabar bebimos vodka por la noche, acompañado de caldillo y macarrones fríos.

A partir de aquí todo se desboca. Tampoco vamos a hacer la compra, pero sí que nos reabastecemos de alcohol. El tardío paseo se hace corto y poco anecdótico. La borrachera nocturna es más larga e intencionada.

El miércoles por fin hacemos la compra. Carne para la barboca, saqueo en el Mercadona y, como no, mucho alcohol. Por la tarde, visita relámpago a Sevilla. Llegamos pronto con la intención de ver el partido de Champions entre el Barça y el Bayern de Munich. La ciudad está imposible. La densidad de coches en las calles es enorme. Cuando aparcamos hay tanta gente que parece la India. Por fin, en un bar, asistimos de pié al espectáculo futbolístico que nos brinda el Barça. Un zevillano de edad avanzada se indigna con el absoluto dominio de los locales y despotrica y echa mierda sobre cualquier cosa.
Toni llega desde el aeropuerto a la estación de autobuses y volvemos a Bienvenida. La luna llena proyecta sombras impresionantes sobre los campos exentos de luces artificiales. La noche es azul y siento que me gustaría llevarme un recuerdo de esto, para verlo cuando el cielo naranja de la madrugada barcelonesa me persiga cuando vuelva a casa.

La noche del miércoles marca un antes y un después. Ya no volveremos a pasear por el campo, ni ha pensar en hacer fotos. El momento de pecar a llegado. Con la borrachera llega la soberbia y la avaricia; poco más tarde la lujuria, siempre acechando desde la sombra, llama a la puerta y deja heridas de guerra. Al despertar a horas completamente incivilizadas para desayunar, una pantagruélica barbacoa ocupa toda la tarde. No tardará en llegar la envidia, siempre disfrazada de besos y abrazos ajenos. Una fingida ira es la excusa perfecta para el absoluto destrozo de botellas y vasos. El techo chorreará vino. Pero al diablo no se le engaña. Si se peca, se peca de verdad y eso de fingir es solo para aficionados. Así que en el último minuto, justo en el momento de cerrar la puerta, la verdadera ira nos invade. Putos críos de mierda. Los "malos" nos han obstruido la cerradura con palillos. Un juego de niños. Durante una hora rabiamos y nos hierve la sangre.

Finalmente, dejamos atrás una semana llena de vida.
Finalmente, dejamos atrás Bienvenida, ciudad del pecado.



1.4.09

Late Night Tales III


"Eres nuestro futuro, pero tú no tienes ninguno."

Pit se acercó a las escaleras al final del largo pasillo. Sobre la puerta, una placa que brillaba tímidamente a la luz de las tenues bombillas, daba sentencia. El joven chaval no se molestó en leer el letrero. Empezó a bajar apresuradamente. Lo más rápido que los estrechos peldaños le permitían. La escalera era vieja y olía mal. Las paredes eran estrechas, oscuras, sucias y dejaban un polvo gris en las manos al apoyarse. Una puerta con el pomo suelto daba a la calle desierta. El asfalto agrietado todavía vestía de rallas discontinuas. Sobre estas, unas vallas dividían tres caminos posibles.

Pit vaciló. No había llegado hasta aquí para retroceder ahora. El camino de la izquierda se mostraba enigmático. Una bruma ligera entorpecía la visión de su final. A la derecha se abría otro sendero, pero se veía maltratado y con abundantes obstáculos.

La vía central parecía la más adecuada. Recta, bien iluminada y despejada de neblinas y estorbos. Pit avanzó con empuje.

No había caminado ni cinco minutos cuando de repente estalló una música alegre pero chirriante. Clavado en el suelo, con los pelos de la nuca tiesos como una cresta y con una sensación de tensión sobre las lumbares, Pit bajó la vista hasta dar con el origen de la estridente melodía. Un radiocasete negro y cuadrado. La música era una remezcla de una famosa canción de New Order acopiada con unas voces robóticas que cantaban sinsentidos.

Cerca del radiocasete, tres mapaches. Uno casi sobre la enorme caja negra y los otros dos junto a la pared.

- ¿Bailas?- propuso un mapache a otro.
- No.
-¿Y eso?- repuso el primero.
-Eso es mi amiga. Y tampoco baila.