A menos de una semana de que salga la resolución del juicio del
Procés, sin entrar a valorar lo que creo que es justo o no, no puedo
dejar de pensar en las consecuencias que ha tenido y tendrá para
nosotros este conflicto político y mediático que ha acabado siendo
también judicial.
Cuando hablo de “nosotros”, no pienso en
territorio ni en ideología, sino en todo aquel que no tiene una cámara y
un micrófono a su disposición para decir lo que piensa y siente sobre
este tema y que debe hacerse suyo alguno de los discursos que se repiten
una y otra vez en los medios. Las posturas mediáticas son claras y
antagónicas. Y ambas dicen representar al pueblo. Algo que resulta muy
peligroso ya que lo que están haciendo realmente es dividir y enfrentar a
esa totalidad que dicen representar.
Antes de que salga la
resolución y que el debate se centre en lo que es justo o injusto (de
nuevo dos posiciones contrarias), creo que es necesario prepararse para
protegernos de esa polarización aún más extrema que la que vivimos ahora
y EXIGIR DIÁLOGO.
Remitiéndome a los hechos, en este conflicto
ambos bandos han encontrado una amenaza de la que defenderse, pero
lamentablemente NUNCA se ha dado un debate sano y real entre las partes
implicadas para buscar una solución. Cuando se resuelva el juicio, si no
exigimos responsabilidad y prudencia a nuestros políticos, ese debate
sano será aún más difícil (y más en campaña electoral).
No escribo para
posicionarme ante este conflicto. Hoy escribo para que no me obliguen a
posicionarme ante una situación que todavía tiene solución. Escribo para
exigir que HABLEN y encuentren una solución POLÍTICA, PACÍFICA y
DEMOCRÁTICA y que no usen el conflicto en beneficio de sus intereses.
Y cuando salga la resolución, lo volveré a exigir porque DIALOGAR es siempre mejor SOLUCIÓN que dividir, enfrentar y someter.
10.10.19
9.10.19
TOP MANTA
Ayer nos reunimos con representantes del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes para conocer mejor quienes son, qué hacen y las medidas que han tomado para organizarse y visibilizar su situación.
Nos hablaron de cómo llegan a nuestro país y por qué vienen. En muchos países de África, la jubilación de muchos trabajadores son sus hijos, que cuidarán de ellos de ancianos. Es por ello, que en un continente donde los recursos han sido saqueados y donde los conflictos armados han empobrecido muchas regiones, una gran cantidad de jóvenes busca en Europa un lugar donde poder ayudar a los suyos. Obviamente, nos cuentan, hay mucha desinformación y una visión idealizada de lo que van a encontrar a su llegada. "Si ves que en las películas rompen coches y teles, y tú no tienes coche ni tele, es lógico que pienses que allí les sobran estas cosas.""Recibimos cultura Europea y vemos películas americanas, es por eso que soñamos con venir aquí." En todos los casos, la idea principal es venir a trabajar para ayudar a sus familias.
Pero después de pasar mil dificultades y ver incluso morir a otros en el camino, al llegar a Europa primero ven llegar a la Cruz Roja, como nos enseñan en los telediarios, pero en cuanto se van las cámaras, les encierran en calabozos en los CIEs.
La manta acaba siendo para muchos la única vía de sobrevivir. Muchos tienen una profesión en sus países de origen pero nunca podrán llegar a trabajar de ello en Europa. Para legalizar su situación y tener permiso de trabajo, deben pasar 3 años. Tres años en los que no les permiten trabajar legalmente y que se pueden alargar si les detiene la policía.
Los manteros pretenden visibilizar su situación y desmentir prejuicios que existen sobre ellos. Tener voz: "Cuando solo puede hablar uno, siempre tendrá la razón" nos dice Lamine. Y ellos quieren poder hablar.
· No venden productos ilegales. Los compran en los almacenes abiertos a todo el mundo. Esas mercancías llegan a través del puerto de Barcelona y las autoridades lo saben.
· No hay mafias que les exploten. Ellos se organizan y se ayudan.
· Quieren trabajar y no reciben subvenciones. Quieren legalizar su situación para poder cotizar y tener servicios sociales.
· No perjudican al pequeño negocio. Al pequeño negocio lo hunden las grandes multinacionales.
· No son violentos. Son víctimas de la violencia policial y el racismo institucional.
Aquí un vídeo en el que ellos mismos lo explican con su propia voz.
Nos hablaron de cómo llegan a nuestro país y por qué vienen. En muchos países de África, la jubilación de muchos trabajadores son sus hijos, que cuidarán de ellos de ancianos. Es por ello, que en un continente donde los recursos han sido saqueados y donde los conflictos armados han empobrecido muchas regiones, una gran cantidad de jóvenes busca en Europa un lugar donde poder ayudar a los suyos. Obviamente, nos cuentan, hay mucha desinformación y una visión idealizada de lo que van a encontrar a su llegada. "Si ves que en las películas rompen coches y teles, y tú no tienes coche ni tele, es lógico que pienses que allí les sobran estas cosas.""Recibimos cultura Europea y vemos películas americanas, es por eso que soñamos con venir aquí." En todos los casos, la idea principal es venir a trabajar para ayudar a sus familias.
Pero después de pasar mil dificultades y ver incluso morir a otros en el camino, al llegar a Europa primero ven llegar a la Cruz Roja, como nos enseñan en los telediarios, pero en cuanto se van las cámaras, les encierran en calabozos en los CIEs.
La manta acaba siendo para muchos la única vía de sobrevivir. Muchos tienen una profesión en sus países de origen pero nunca podrán llegar a trabajar de ello en Europa. Para legalizar su situación y tener permiso de trabajo, deben pasar 3 años. Tres años en los que no les permiten trabajar legalmente y que se pueden alargar si les detiene la policía.
Los manteros pretenden visibilizar su situación y desmentir prejuicios que existen sobre ellos. Tener voz: "Cuando solo puede hablar uno, siempre tendrá la razón" nos dice Lamine. Y ellos quieren poder hablar.
· No venden productos ilegales. Los compran en los almacenes abiertos a todo el mundo. Esas mercancías llegan a través del puerto de Barcelona y las autoridades lo saben.
· No hay mafias que les exploten. Ellos se organizan y se ayudan.
· Quieren trabajar y no reciben subvenciones. Quieren legalizar su situación para poder cotizar y tener servicios sociales.
· No perjudican al pequeño negocio. Al pequeño negocio lo hunden las grandes multinacionales.
· No son violentos. Son víctimas de la violencia policial y el racismo institucional.
Aquí un vídeo en el que ellos mismos lo explican con su propia voz.
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