Ink on paper,
30x30cm
2012
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Fin del trayecto. La tensión y la presión se han aliado para agotar
sus fuerzas y su motivación. Fiel a su estilo retórico, ha cerrado el
círculo como lo empezó: apelando a un anglicismo. Del feeling al estrés.
Llegó un poco cual Ransom Stoddard,
dispuesto a defender sus convicciones y, a diferencia de aquél,
consiguió rápidamente cautivar a (casi) todos. Apostó todo o nada por
una idea de juego, la consolidó y la perfeccionó. Consciente de que el
elogio debilita y lejos de alimentar su hybris, tuvo siempre presente la
sabia advertencia destinada a los victoriosos generales romanos: Respice post te! Hominem te esse memento! (¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre).
En lo deportivo, ha dejado su huella para la eternidad. En estos
tiempos de fútbol ramplón, su Barça ha remado siempre a contracorriente.
Frente a las defensas en formación falange, defensa de tres; frente al
doble pivote, mediocampo de orfebres; frente a las delanteras estáticas,
falso 9 y juego por bandas. Y cada temporada ha tenido que hacer de
Panoramix para dar con la pócima que reinventara al equipo sin cambiar
el patrón.
En lo humano, sus palabras y su actitud ante la victoria y la derrota
-y las infames acusaciones- son pequeñas lecciones de vida, porque ya
se sabe que el fútbol es una metáfora de la vida. Trabajar con humildad,
ser respetuoso y no perder la dignidad.
Deja un legado abrumador pero, como otro de los grandes referentes de Catalunya, la obra queda inacabada.
En un guiño a Gaudí, se despide de su sagrada familia con el proyecto
bien encaminado y por continuar. Será Tito quien recoja el testigo, como
ya hiciera Paisley con Shankly en Anfield. Esperemos que con el mismo
éxito.
Por todo lo que nos has dado, gràcies Pep.
Texto de Julian Rueda.
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